martes, 7 de enero de 2014

JESUS DE NAZARETH: Vivió como lo narra la Biblia?

Por Ferney Yesid Rodriguez
 Quién dudaría de la historicidad de Jesús de Nazareth?
Contamos los años en “antes y después de Cristo”. Tantas personas creen que existió, de la misma manera que un héroe de la independencia, que se conmemoran las fecha de su nacimiento y su muerte.
Sin embargo, sería prudente preguntamos: ¿Qué evidencias hay sobre la existencia de Jesús de Nazareth?
Si revisamos detalladamente, tendríamos que decir que no tenemos absolutamente ninguna prueba confiable, de fuentes seculares (no religiosas), que Jesús haya vivido, por lo menos de la forma descrita en la Biblia.
Esta respuesta elevará más de un par de cejas, a la vez que nuestros amigos católicos y protestantes nos dirán que la existencia de Jesús es tan indiscutible, que dividió la historia en “antes y después de Cristo”.
Sin embargo, cabe mencionar que el sistema “antes y después de Cristo” no se inventó hasta el siglo VI y no se aceptó de manera general en Europa hasta el siglo XI. Nuestro sistema de contar los años en a. C y d. C lo debemos al monje Dionysius Exigius (o Dionisio el exiguo), quien por orden del Papa Juan I elaboró una cronología fijando el nacimiento de Jesús en el año 753 A. U. C. (ad urbe condita) o año 753 desde la fundación de Roma. El año 1 de la era cristiana fue fijado por Dionisio en el 1 de enero del 754 A.U.C. En tiempos más recientes los historiadores prefieren utilizar las siglas A.E.C. (antes de la era común) y D.E.C. (después de la era común), por respeto a la diversidad cultural del mundo.
Los científicos fijan los eventos prehistóricos en “años antes del presente” BP (Before present). Por ejemplo, las pinturas rupestres de la Era glacial en la cueva de Altamira están fechadas en 17.000 años antes del presente. Utilizar en este caso el sistema “antes de Cristo” es una adjudicación culturalmente abusiva. ¿Les importaría en algo a esos cavernícolas el futuro nacimiento de un líder religioso?
Dionisio elaboró su sistema de contar los años, tomando como históricamente válidas las narraciones de los evangelios, las cuales analizaremos más adelante. Dionisio creía firmemente que Jesús nació el 25 de diciembre, ignorando el origen de esta costumbre. En realidad La Iglesia Católica empezó a celebrar navidad desde el siglo IV. La Enciclopedia de la Religión Católica, Tomo V dice al respecto:
“La razón que llevó la Iglesia Romana a fijar la festividad en ese día, parece ser su tendencia a suplantar las festividades paganas por otras cristianas. De este modo se originaron muchas de las actuales fiestas litúrgicas. Ahora bien sabemos que entonces en Roma los paganos consagraban el día 25 de diciembre en celebrar el Natalis invicti, el nacimiento del Sol Invencible, que después del solsticio, se engrandecía en fuerza y claridad. Símbolo del Sol era Mitra, divinidad oriental, cuyo culto había sido introducido en Roma en 274. De este modo, para hacer ocurrencia a la fiesta pagana consagrada al nacimiento del Sol natural (Mitra), la Iglesia comenzó celebrando este Sol novus…”
Muchos investigadores han llegado a la conclusión que el Jesús que conocemos por el Nuevo Testamento resultó de una creación mitológica del primer siglo.
Los investigadores han aplicado el Principio de Evidencia Negativa para llegar a tales conclusiones.
El Principio de Evidencia Negativa dice que no tenemos una buena razón para acreditar una proposición sí los siguientes tres principios se satisfacen:
  1. Si todas las pruebas o evidencias que corroboran una proposición son de poca confianza.
  2. No existe ninguna evidencia comprobando la proposición, cuando esta debería estar presente si la proposición fuese verdadera.
  3. Si se ha realizado una búsqueda minuciosa y exhaustiva tras las evidencias corroborativas en el lugar apropiado.
El primer punto del Principio de Evidencia Negativa, nos pide “que las pruebas que corroboran una proposición sean poco seguras” Esto es justo lo que ocurre con la única evidencia secular sobre la vida de Jesús: los dos breves pasajes de las obras de un historiador del siglo I, llamado Flavio Josefo. Josefo era un prolífico escritor, no obstante, solo escribió dos párrafos sobre Jesús. Uno es notoriamente una interpolación, y el otro es altamente sospechoso.
Otras referencias a Jesús en los escritos seculares son demasiado ambiguas, o son interpolaciones posteriores.
Este hecho es bastante curioso, ya que la Biblia dice que Jesús fue un fenómeno de masas y que tuvo repercusiones en los eventos sociales de Oriente medio. Esto es como si en un futuro lejano, sólo se encontraran dos breves pasajes sobre la existencia de un tal Nelson Mandela en los textos de historia
de Sudáfrica y los diarios del siglo XX.
Al cuestionar a los creyentes sobre esto, ellos responden que se basan en sus sensaciones interiores, y es muy probable que tras enseñarles las incongruencias históricas de sus creencias ellos respondan: “Esto lo creo porque siento a Cristo en mi corazón”, o “Tú no puedes entender esto porque no has tenido esta experiencia de vida” o “Debes saber que Cristo cambió mi vida, y eso es suficiente para que yo crea”.
Sin embargo, estas razones son poco confiables, ya que las personas de todos los credos siempre han tenido sensaciones interiores, sea cual fuere la creencia que promulguen. Los cristianos nos dicen que ellos “siguen a Jesús”, pero es diferente ser seguidor de alguien a quien se puede ver y escuchar de primera mano, que seguir a unos religiosos que predican (e interpretan) unos textos escritos por unos fulanos, que escucharon hablar de un tal Jesús de Nazareth. ¡La diferencia entre estas dos situaciones es abismal!
En el siglo I, había la costumbre de escribir algo y atribuirlo a otra persona (a su mentor filosófico), tal actividad se conoce como “Pseudoepigrafía”. Esto dificultó a los estudiosos la verificación de quien realmente escribió los libros del Nuevo Testamento.
Los apologistas cristianos dicen que la pseudoepigrafía era una técnica común en las escuelas de la época, y que en tal época no se consideraba moralmente incorrecta. Sin embargo, el autor Karlheinz Deschner, en su “Historia criminal del cristianismo”, tomo 4 (falsificaciones y engaños), demuestra contundentemente que incluso en la antigüedad, esa práctica era reconocida como deshonesta y fraudulenta.
Los investigadores al aplicar ciertas técnicas, para determinar quién está hablando, cuál es su mensaje, el cuándo y el por qué, han concluido que los escritos más antiguos de los primeros cristianos son las cartas de San Pablo. Estas probablemente datan del comienzo de la quinta década del primer siglo – bien después de los eventos de la vida de Jesús. Además de esto, no todas las epístolas que se encuentran en la Biblia como obras de Pablo, son realmente suyas, sino como se mencionó anteriormente, algunas fueron escritas por otras personas, quienes las atribuyeron a Pablo.
Las cartas paulinas fueron escritas antes que los evangelios, y ninguno de estos es anterior a por lo menos la séptima década. Los textos aceptados genuinamente como obras de Pablo son (Gálatas, 1 de Tesalonicenses, 1 y 2 de Corintios, Romanos, Filemón, y Filipenses).
Al examinar las cartas paulinas genuinas de forma aislada, queda claro que Pablo no tenía ninguna idea del nacimiento virginal de Cristo, además nunca afirmó haber vivido en la época de Jesús, o que cualquiera de sus mentores era contemporáneo de Jesús, o que Jesús había hecho cualquier milagro. Pablo tampoco asoció la muerte de Jesús con el juicio ante Pilatos. Pablo nunca corroboró la existencia de un Jesús en la primera mitad del primer siglo. Al revisar otros escritos cristianos anteriores a los cuatro evangelios, ahora considerados como apócrifos (que no pertenecen a la Biblia), queda claro que estos omiten las mismas cosas que Pablo omite, lo que nos lleva a pensar que los hechos biográficos asociados a Jesús fueron inventados posteriormente.
La elaboración de los evangelios abarca el periodo del año 70 D.E.C hasta el 120 D.E.C. aprox. Es necesario mencionar que los evangelios fueron escritos después de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 D.E.C. por orden del emperador Tito, dando fin a la rebelión judía contra el imperio romano. Este hecho es importante, ya que los predicadores fundamentalistas enseñan que Jesús profetizó la destrucción del templo, lo cual es completamente falso.
El primer evangelio escrito, de los cuatro presentes en la Biblia, fue el de Marcos. Su autor creía en supersticiones, demonios, posesiones por los mismos, y milagros. Todo esto afectó la escritura de su evangelio. El autor de Marcos no declara haber conocido a Jesús. Él probablemente escribió su evangelio en Siria (poco después de la destrucción de Jerusalén) para los romanos cristianos, que pasaban por la persecución de Nerón. Es así como Marcos escribió este evangelio probablemente para fortalecer a los perseguidos.
El evangelio de Marcos, no menciona a José en la historia del nacimiento de Jesús. El autor se refiere a Jesús como “hijo de Maria”, una descripción reservada a los hijos ilegítimos. En Marcos no hay detalles sobre el nacimiento de Jesús, no menciona nada sobre un nacimiento virginal, la visita de los reyes magos o de ángeles comentando el nacimiento con los pastores. La razón de esto, es que esos mitos aún no habían sido incluidos en la doctrina cristiana.
El segundo evangelio fue el de Mateo. El autor de Mateo estaba empeñado en mostrar a los hebreos que Jesús era el Mesías prometido. Cuando el autor de Mateo escribió su evangelio, tenía a su disposición la traducción griega del Antiguo Testamento conocida como “La Septuaginta” o “de los setenta”. En la septuaginta se tradujo mal un texto de Isaías que dice que en respuesta a una señal, una mujer joven (almah es el término hebreo) concebiría a un niño que habría de llamarse Emmanuel. La palabra utilizada en hebreo no significa “virgen”, pues en tal caso el vocablo correcto debió ser “betulah ”, esta palabra fue traducida al griego como “parthenos”, que significa virgen. Así ocurrió un cambio importante de significado y el autor de Mateo terminó afirmando que María era virgen cuando concibió a Jesús.
El autor de Mateo usó como fuente principal el evangelio de Marcos, por lo que incorporó los mitos de este evangelio, adicionó los suyos, y la historia fue alterada nuevamente. Para probar que Jesús era el Mesías, el autor de Mateo omite detalles en la genealogía de Jesús a fin de mostrar conjuntos de siete generaciones desde Abraham a David, de David hasta el exilio, y del exilio hasta Jesús. Las genealogías del evangelio de Mateo contradicen otras genealogías del Viejo Testamento.
También hay contradicciones entre los evangelios. En Mateo se menciona a Jesús como descendiente del rey David por parte de su hijo Salomón; mientras que en Lucas se afirma que Jesús proviene del rey de David, pero por parte de su hijo Natán. Según el evangelio de Mateo el abuelo paterno de Jesús (el padre de José) es Jacob; pero según Lucas el abuelo paterno de Jesús es Elí.
El Evangelio de Mateo fue un esfuerzo para convertir judíos, mientras que el Evangelio de Lucas lo fue para convertir gentiles (no judíos). El autor de Lucas también poseía una copia de Marcos, citó de ella varios pasajes y adicionó lo que le convenía.
El autor de Lucas escribió para un público romano lleno de posibles conversiones, por lo que Roma fue plasmada de la mejor manera posible. Por ejemplo, en el evangelio de Marcos los soldados romanos azotan a Jesús, pero en el evangelio de Lucas los soldados son de Herodes. El reino de Jesús “no es de este mundo”, obviamente un esfuerzo por aplacar las sospechas romanas de una conspiración cristiana contra el estado. Al ascender Domiciano al trono Romano en el año 81 D.E.C, la persecución se había reiniciado, por esto el autor de Lucas ve la necesidad de atenuar las preocupaciones romanas, mostrando el cristianismo como inofensivo. Por esto dedicó el documento a “Su excelencia Teófilo”.

El último de los 4 evangelios es el de Juan. Este evangelio fue escrito a comienzos del siglo II, y en éste, Jesús se muestra totalmente opuesto a los judíos.
Como vemos, cada evangelio fue escrito recogiendo información de segunda o tercera mano, después de haberse incorporado mucha mitología, y con fines misioneros precisos. Por esta razón, ninguno de los 4 evangelios es confiable en cuanto a la historicidad de Jesús.
La segunda exigencia del Principio de Evidencia Negativa es que “no exista ninguna evidencia segura donde ésta debería existir”, y esto es lo que ocurre, ya que no existe ningún registro de la vida de Jesús en los documentos romanos de la época, lo cual es sorprendente, ya que Jesús causó gran conmoción, según la Biblia.
El historiador Josefo era tan meticuloso que escribía una historia de tres páginas para cubrir el juicio y ejecución de un ladrón común. Flavio Josefo escribió exhaustivamente sobre Juan el Bautista, mas sobre Jesús, sólo aparecen dos pequeñas referencias altamente cuestionadas por los investigadores. Desafortunadamente, los escritos de Josefo llegaron hasta nosotros solamente a través de fuentes cristianas, ninguna de ellas anterior al siglo IV, y se sabe que los escritos de Josefo fueron revisados.
Las dos referencias de Josefo sobre Jesús son cuestionables principalmente porque, es poco probable que siendo Josefo un Judío, llamase a Jesús de Mesías, principalmente cuando él no daba crédito a otros aspirantes a Mesías. Además de esto, los comentadores que escribieron sobre Josefo antes de Eusebio (siglo IV D.E.C.) no citan ese pasaje.
La historia sobre el censo que ordenó Herodes, en la ciudad natal de cada habitante, y que llevó a José y María a Belén, no encuentra respaldo en los documentos romanos. Con esta historia, el autor del evangelio de Mateo buscaba convencer a los judíos que Jesús era el Mesías, ya que las profecías judías dicen que el Mesías nacería en Belén. Así que la historia de un censo en la que cada habitante tuviese que viajar a su ciudad de origen es un invento del autor de Mateo. Es importante recalcar que ningún gobernador hizo viajar a las gentes a sus ciudades de origen para ser censadas. Eso es absurdo, poco práctico y no sirve al verdadero propósito que tiene un censo: Saber qué personas viven en una determinada zona para colectar impuestos. Esta leyenda no tiene ninguna evidencia histórica.
La muerte de niños inocentes ordenada por Herodes a fin de matar al niño Jesús, también está ausente de los registros romanos. ¿Es posible que después de semejante masacre ningún historiador haya dicho algo al respecto? Algo similar ocurre con el arresto y juicio de Jesús. Todo esto es muy extraño, ya que los romanos eran muy meticulosos en cuanto a la historia escrita. En la Palestina de ese periodo se encuentran muchos historiadores, entre ellos, el ya mencionado Flavio Josefo. ¿Por qué los escritos contemporáneos fiables no dicen nada sobre Jesús de Nazareth, si según la Biblia, fue todo un fenómeno social?
El tercer requerimiento del Principio de Evidencia Negativa dice que “debemos haber realizado una búsqueda minuciosa y exhaustiva de evidencia en donde ella debería estar”. De hecho, esto ya se ha realizado tanto por investigadores religiosos como escépticos, por lo que se puede decir que el tercer punto se ha cumplido.
Con frecuencia las historias mutan, transformándose en mitos, y estos mitos a su vez sufren modificaciones con el tiempo. Así evolucionan las historias sagradas. Por ejemplo, en la Norteamérica del siglo XIX, el joven José Smith aseguró haber recibido una “nueva luz” que narraba las enseñanzas de Jesús en Norteamérica, ya que según él, Jesús después de haber resucitado había hecho una escala en América para predicarle a los nativos (!!!).
La nueva versión de la historia de Jesús que empezó con pocos creyentes, hoy ya tiene aproximadamente 6 millones de seguidores conocidos como mormones. De igual forma en los primeros años del cristianismo, las historias fantásticas inventadas por los evangelistas con el tiempo se convirtieron en la creencia de la mayoría.
Como conclusión podemos decir que basados en el Principio de Evidencia Negativa, tenemos buenas razones para dudar de la biografía de Jesús que se nos presenta en la Biblia. Pero lo que no se puede negar es la existencia de la omnipotente, omnipresente y creadora… ¡mitología de los seres humanos!

lunes, 6 de enero de 2014

Ser ateos/as es desear mejorar el mundo

Ser ateos/as es desear mejorar el mundo

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré / Relacionista público de la Asociación de Ateos Dominicanos (ATEODOM).

Amigas y amigos, ateas y ateos de República Dominicana y del mundo.

Quiero que sepan que la única verdad que una persona atea puede estar segura de tener, es que la religión está sustentada en mitos, mismos que ni siquiera somos los ateos y ateas quienes los advertimos, sino, en el caso del cristianismo, por ejemplo, su libro al que llaman Biblia.

Si alguna vez se han sentido desplazados, marginados/as por haber asumido esta "forma de ver el mundo y la vida", es muy importante que entiendan y que comprendan, que nunca se podrá tener mejor apoyo moral que el de la historia, y la historia está a favor nuestro en esta necesidad imperiosa de un ser humano por el ser humano.

Asumo que si son ateos/as es porque ya han hecho una o varias lecturas comprensivas de la Biblia, y porque por lo menos conocen la historia del cristianismo. En tanto, si no es el caso, los y las exhorto a que no se consideren ateos/as, no al menos públicamente.

Ser ateo/a significa tener demasiados argumentos razonables para rebatir cualquier idealismo. Tener argumentos razonables significa decir algo que tú puedes demostrar. Ejemplo: al estrellarse un huevo contra una piedra, el huevo es el que se parte y no la piedra.

Muy importante: el ateísmo no es una doctrina ni otra forma de religión. De manera que, los/as ateos/as evitamos cualquier manifestación de cualquier naturaleza que atente contra la dignidad del ser humano, sin importar su credo, orientación sexual, estatus social, color de piel, apariencia física, condición de salud, o prontuario criminal.

Debe ser una conducta distintiva del ateo y de la atea, defender siempre los principios de justicia; que nunca se haga más de lo que la ley manda, pero que toda ley tenga por objeto, la defensa de la dignidad y la vida de la persona.

El ateísmo no es para juzgar al ser humano. No es para acusarlo ni hacerlo sentir culpable; el ateísmo no es para segregarnos, ni para presumir que "sabemos" más que los y las demás, ni para hacernos creer que por ser ateos/as "estamos en la luz" y los demás en las tinieblas.

Mantengan siempre presente, que el ateísmo no busca confrontación ni ve como contrarios a quienes piensan diferente.

El ateísmo considera que los seres humanos somos aliados por naturaleza, y que debemos siempre mantener esa alianza en la meta de ser equitativos/as; en la meta de preservar nuestro planeta, lo que es igual a preservarnos a nosotros mismos.

El ateísmo es una filosofía que promueve la unidad del ser humano en cualquier escenario que no atente contra la paz, contra la riqueza creada por el hombre y la mujer y la naturaleza.

El ateísmo es una filosofía que promueve la sensibilidad social, lo cual significa, que el ser humano está obligado a asumir un comportamiento dirigido a cuidar al ser humano con todos sus medios.

El ateísmo es una filosofía que rechaza toda forma de violencia; el ateísmo rechaza las armas de fuego, la industria bélica, las guerras o cualquier conflicto que ponga en peligro la integridad moral y física de la persona.

El ateísmo rechaza también las peores de todas las armas: la usura, el agiotísmo, el acaparamiento, y cuanta forma de maldad  pueda practicarse desde el comercio en cualesquiera de sus modalidades. Quiere decir, que el ateísmo demanda que el ser humano sea solidario, y que nunca haya excusas para no practicar esta actitud.

Por último, recuerden esto: serán felices en la misma proporción en que sean capaces de saber qué cosas materiales no necesitan.

domingo, 5 de enero de 2014

¿Qué es un ateo?

¿Qué es un ateo?

Por: Dr. Gordon SteinAtheists United

Origen del Ateísmo.

La palabra "ateo" evoca una multitud de imágenes en las mentes de los estadounidenses, desde lo valiente hasta lo horrible. De hecho, este término es uno de los más malinterpretados de la lengua inglesa. La etimología de la palabra revela exactamente lo que significa para los ateos mismos, y son los ateos quienes deben saber mejor lo que esta palabra significa.
La palabra "ateo" se deriva del griego "teísmo", que es creencia en un dios o en varios, y "a", que significa "sin". Así, los ateos son personas que carecen de una creencia en un dios o en varios. Contrariamente a la creencia común y a algunos diccionarios antiguos, la gran mayoría de los ateos NO niega absolutamente la extremadamente pequeña posibilidad de Dios. Para negar a Dios categóricamente, un ateo tendría que saber todas las posibles definiciones de Dios, examinarlas todas, y encontrarlas a todas lógicamente auto contradictorias o falsas, y entonces rechazarlas todas. Hacer todo esto requeriría que el ateo fuera omnisciente. Además, los ateos se rehúsan a dar el "salto de fe" desde la evidencia hasta una conclusión que la evidencia no amerita. Los ateos dejan ese error lógico para los teístas. Como los ateos no pueden negar a dios lógicamente, no lo hacen. Cualquiera que diga que los ateos hacen una declaración global tan simplista sencillamente no está familiarizado con la literatura del ateísmo.

Círculos Cuadrados.

¿De dónde vino esta confusión? Primero, hasta hace poco las únicas personas que hablaban en público sobre el ateísmo eran clérigos. Mas allá de este poco afortunado hecho, existe la idea de que uno puede negar la existencia de un dios específicamente definido si la definición de tal dios lleva a una auto contradicción lógica. Por supuesto, lo único que significa tal auto contradicción es que un dios determinado no puede existir, tal como no puede existir un círculo cuadrado, porque las cosas lógicamente auto contradictorias por definición no pueden existir.
Bien, entonces los ateos son personas que carecen de una creencia en uno o varios dioses. ¿Qué significa esto? Bueno, significa que los ateos han adoptado tal postura porque se dan cuenta de que la carga de la prueba acerca de si algo es lógicamente cierto siempre descansa sobre los hombros de la persona que lo afirma como cierto. De modo que el teísta que afirma que Dios existe está obligado a demostrar esa postura. Esto se hace ofreciendo "pruebas" físicas o lógicas y tratando de llegar a una conclusión lógicamente convincente. Cuando el ateo le pide al teísta que presente su evidencia, la evidencia es insuficiente para concluir que existe un dios, sin importar cómo se defina "dios". Casi todos los filósofos admiten esta realidad.

Fe contra Experiencia.

El teísta, sin embargo, tiene una "salida". El teísta dice que aun cuando no haya pruebas lógicas (racionales) a favor de la existencia de un dios, no obstante uno debería aún aceptar la idea de un dios en base a la fe. La fe es básicamente creer algo sin evidencia adecuada ¡porque uno quiere creerla! Los ateos se rehúsan a dar este "salto de fe" o creer cualquier cosa por fe, pues entienden que hacerlo sería simplemente mentirse a uno mismo. Los ateos y la mayoría de las demás personas consideran que la mentira es inmoral. Adicionalmente, la religión es la única área que se basa en el concepto de fe. Es cierto que a menudo usamos descuidadamente la palabra "fe" cuando lo que en realidad queremos decir es "confianza basada en la experiencia". Por ejemplo, cuando llegamos a un semáforo con luz roja de alto, nos detenemos y esperamos a que se ponga en verde. No tenemos fe en que se pondrá en verde, sino que tenemos confianza en que ocurrirá, basada en nuestras experiencias pasadas con la luz roja del semáforo. Sabemos que 999 de cada 1000 veces, la luz roja se pasará al verde. Si nunca hemos visto antes una luz roja, no sabríamos qué hacer la primera vez que nos la encontráramos. Si nos detuviéramos y esperáramos que se pusiera en verde sin antes haber visto jamás un semáforo en rojo, entonces estaríamos actuando en base a la fe.
La fe también sufre de muchos problemas adicionales. El conocimiento se adquiere mediante la razón y nunca mediante la fe. El conocimiento requiere de hechos, verificación independiente de los hechos, y una amplia aceptación final de los mismos. La fe no proporciona un método para obtener hechos o verificarlos. En cambio, la fe es puro deseo fantasioso; deseamos que algo sea de tal manera, aunque no podamos probar su veracidad racionalmente, así que lo creemos de todos modos.

Falta de evidencia.

El ateo, por supuesto, permanece abierto a cualquier prueba adicional o evidencia que el teísta pueda ofrecer. Si alguno de sus argumentos resulta convincente, el ateo lo aceptará. Mientras tanto, el ateo vive su vida sin dios, o como si no hubiera dioses. Aunque el ateo no dice dogmáticamente que no es posible ningún dios, el ateo piensa que es sumamente improbable que exista alguno. Después de todo, los creyentes han estado ofreciendo supuestas "pruebas" a favor de la existencia de Dios durante más de mil años, y todas esas pruebas han fracasado ante el análisis lógico. Es bastante improbable (aunque ciertamente, remotamente posible) que alguien presente nuevas pruebas válidas en el futuro.
Una vez que el ateo ha barrido toda la "basura teológica", ¿qué queda? ¿Hay alguna razón para existir? ¡Por supuesto! Los ateos sabemos que la humanidad debe enfrentar muchos problemas difíciles. Sin un dios, los seres humanos somos la única fuente de las soluciones. Esta Tierra es nuestro hogar y es el único que tenemos. Las generaciones pasadas han dedicado sus vidas a mejorar las condiciones de vida aquí en la tierra. Los seres humanos actuales continuamos en esta empresa a favor de nosotros mismos y de las generaciones futuras. Por lo tanto, los ateos sentimos que el "propósito" de la vida es hacer feliz a la gente y dejar el mundo en mejores condiciones que cuando aparecimos en él. Algunas personas llaman "humanismo" a este modo de vida. Los ateos lo hacen alimentando a los hambrientos, vistiendo a los desnudos, mejorando la salud, etc. Cada persona puede ayudar hasta el límite de sus capacidades. Nos hacemos felices haciendo felices a otras personas.
Pues muy bien, digas tal vez; pero ¿cómo puedes saber que esto sirve como motivación para todos? ¿No hay personas que necesitan sentir que hay vida después de la muerte, o que hay un dios cuidándolos? Los ateos replican que si tú necesitas de la religión, y si esas creencias te hacen feliz, entonces puedes ser creyente. Los ateos están a favor de la total libertad religiosa. De todos los grupos, nosotros hemos estado entre los más perseguidos por nuestras posturas, así que nosotros, más que todos los demás grupos, comprendemos la importancia de la libertad de religión (¡y la de no religión!) para todos. Por supuesto, la auténtica libertad religiosa implica el derecho a no creer así como el de creer. Los ateos, claro, piensan que es mucho mejor creer sólo lo que es cierto., pero la gente tiene el derecho de creer en lo que sea, cierto o falso.

¿Qué quieren los ateos?

Bueno, no queremos más que nos dejen en paz y vernos libres de persecuciones y acoso. Queremos ser capaces de decir en público que somos ateos, sin temor a represalias económicas o sociales. Queremos ser libres de distribuir nuestra literatura del mismo modo que las religiones distribuyen la suya. Queremos la misma clase de respeto que da el gobierno a las religiones. Queremos el mismo acceso a los medios masivos de comunicación que tienen las religiones. No queremos ni más ni menos que aquello a lo que tiene derecho cualquier grupo, en una sociedad que se enorgullece de su libertad religiosa y su pluralismo.
Si estás de acuerdo en que lo que decimos tiene sentido, te damos la bienvenida a unirte a Atheists United (Ateos Unidos) en busca de compañerismo, educación y la interminable lucha a favor de la separación entre iglesias y estado.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Los ateos y la ira

Los ateos y la ira por Greta Christina (traducción de Natacha Bertin) originalmente en http://gretachristina.typepad.com/greta_christinas_weblog/2007/10/atheists-and-an.html Su blog actualmente se encuentra en http://freethoughtblogs.com/greta/ Quiero hablar de los ateos y la ira. Este ha sido un artículo difícil de escribir y puede ser también difícil de leer. No voy a ser tan amable ni mi carácter tan apacible como por lo general soy en este blog. Esta nota es acerca de la ira y, por una vez, me iré al demonio y soltaré mi enojo. Pero pienso que es importante. Una de las críticas más comunes a la comunidad atea que recientemente ha empezado a hacerse oír es "¿Por qué tienen que estar tan enojados?". Por eso quiero hablar de lo siguiente: 1.Por qué los ateos estamos enojados; 2.Por qué nuestro enojo es válido, valioso y necesario; y 3.Por qué se pone completamente jodido tratar de sacar nuestra ira de adentro. Entonces, empecemos con "por qué estamos enfadados". O, mejor dicho —porque este es mi blog y yo no pretendo hablar en nombre de todos los ateos— "por qué estoy enojada". Estoy enojada porque, de acuerdo a una encuesta reciente de Gallup, sólo el 45 por ciento de los estadounidenses votaría a un ateo para presidente. Me enoja, además, que las convenciones ateas tengan que tener una mayor seguridad, incluyendo detectores de metales manuales y registros de bolsos, a causa de fetuas y amenazas de muerte. Estoy enojada porque los soldados ateos —en las Fuerzas Armadas de los EE.UU.— fueron presionados para participar en ceremonias de oración, mientras que las reuniones de ateos han sido interrumpidas por oficiales superiores apegados al cristianismo, en directa violación de la Primera Enmienda. Estoy furiosa porque a los grupos cristianos evangélicos se les está dando acceso exclusivo para hacer proselitismo en las bases militares —una vez más en las fuerzas armadas de Estados Unidos, de nuevo en violación directa de la Primera Enmienda [de la Constitución Estadounidense]. Me enoja que los soldados ateos que se quejan de esto estén siendo acosados y hasta reciban amenazas de muerte de los soldados cristianos y oficiales superiores —una vez más, en las fuerzas armadas de Estados Unidos. Y estoy enfadada porque los cristianos siguen, petulantes, santurrones, diciendo cosas como "no hay ateos en las trincheras". ¿Sabes por qué no ves ateos en las trincheras? Porque los creyentes están amenazando con dispararles si se muestran. Estoy enojada porque el 41º Presidente de los Estados Unidos, George Herbert Walker Bush, dijo recientemente: "No, yo no sé si los ateos deberían ser considerados ciudadanos, tampoco deberían ser considerados patriotas. Esta es una nación amparada por Dios". Mi Presidente. No, yo no voté por él; pero él era, igualmente, mi Presidente y, aún así, seguía diciendo que mi falta de creencia religiosa hace que no deba ser considerada como una ciudadana. Estoy enojada porque hubo que esperar hasta 1961 para que a los ateos se les garantizara el derecho a servir en jurados, testificar en la corte u ocupar cargos públicos en todos los estados del país. Enojada porque casi la mitad de los estadounidenses creen en el creacionismo. Y no en un creacionismo en su sentido amplio: "Dios tuvo algo que ver con la evolución", sino en un creacionismo estricto de la Tierra Joven, que afirma que Dios creó al hombre más o menos en su forma actual en algún momento de los últimos 10.000 años. Y respecto de ese tema: estoy molesta porque los consejos escolares en todo el país aún siguen —82 años después del juicio de Scopes1— teniendo que gastar tiempo, dinero y recursos en la lucha para que la evolución se enseñe en las escuelas. Los consejos escolares no están exactamente repletos de tiempo, dinero y recursos, entonces cualquier tiempo, dinero y recursos que se gasten en la lucha contra esta estúpida pelea es tiempo, dinero y recursos que no se está gastando, como sabemos, en la enseñanza. Enojada porque las mujeres se están muriendo de SIDA en África y América del Sur porque la Iglesia Católica las ha convencido de que el uso de preservativos hace llorar al niño Jesús. Me enoja que las mujeres estén teniendo abortos sépticos —o se vean obligadas a tener hijos no deseados, que resienten y maltratan— porque las organizaciones religiosas han conseguido aprobar leyes que hacen del aborto algo ilegal o inaccesible. Estoy enojada por lo que le sucedió a Galileo. Todavía. Y porque la Iglesia Católica tardó hasta 1992 para pedir disculpas por ello. Me enojo cuando los columnistas-consejeros les dicen a quienes les escriben consultándolos que hablen con su sacerdote, ministro o rabino... cuando no hay absolutamente ningún requerimiento legal que obligue a un líder religioso a algún tipo de capacitación en orientación o terapia. Y me enfado cuando los líderes religiosos ofrecen orientación y asesoramiento a las personas con problemas —consejos sexuales, consejos de relaciones, consejos sobre la depresión y el estrés, etc— sin basarse en ninguna evidencia acerca de lo que realmente funciona y lo que no funciona en el cerebro y la vida de la gente, pero sí sobre la base de lo que su doctrina religiosa les dice que Dios quiere para nosotros. Me enojan los predicadores que les dicen a las mujeres de su grey que se sometan a sus maridos porque es la voluntad de Dios, aún cuando sus parejas las golpean hasta casi matarlas. Me enfada que tantos creyentes traten la oración como una especie de lista de compras cósmica de Dios. Estoy furiosa porque los creyentes oran para ganar eventos deportivos, las manos de póquer, concursos de belleza y mucho más. Como si fueran el centro del universo, como si a Dios le importara una mierda quién gane los últimos cuatro de algún campeonato universitario... y como si los otros equipos, jugadores o participantes no estuvieran rezando igual de fuerte. Estoy especialmente molesto por los creyentes que utilizan la oración como una lista de compras cósmica cuando se trata de la salud y la enfermedad. Estoy furiosa porque esta creencia lleva a la repugnante conclusión de que Dios deliberadamente enferma a la gente, por lo que van a rezarle para mejorarse. Y estoy enfadado porque impone esta creencia en los niños enfermos y moribundos -en esencia, enseñándoles que, si no mejoran, es culpa de ellos. Que no rezaron lo suficiente, que no oraron correctamente, o sólo que Dios no los ama lo suficiente. Y me enojo cuando otros creyentes insisten en que la lista de compras cósmica no es lo que la religión y la oración realmente se tratan, que su propia teología sofisticada es la verdadera comprensión de Dios. Me enojo cuando los creyentes insisten en que la lista de compras es un hombre de paja, una forma anticuada de la religión y la oración que nadie toma en serio, y en que es absurdo que los ateos la critiquemos. Me enfurezco cuando los creyentes usan terribles tragedias, empapadas de dolor, ya sea como oportunidades de cantar sus propias alabanzas y hablar de lo maravillosos que son su Dios y su religión... o como oportunidades para atacar y demonizar a los ateos y el secularismo. Me enojo con la maestra de Escuela Dominical que le dijo al dibujante de cómics Craig Thompson que él no podría dibujar en el cielo. Y estoy enojada porque se lo dijo con la más absoluta convicción de autoridad... cuando en realidad no tenía ninguna base para esa afirmación. ¿Cómo diablos sabía ella cómo era el cielo? ¿Cómo podía saber que podía cantar en el cielo, pero dibujar no? ¿Y por qué diablos le diría algo que acallara y desdeñara a un niño con talento? Enojada porque la Madre Teresa tomó su sufrimiento personal y la desesperación en su fe perdida en Dios, y lo convirtió en una obsesión que la llevó a tratar el sufrimiento como un hermoso regalo de Cristo a la humanidad, una ofrenda preciosa de la humanidad a Dios, y una parte necesaria de la salvación espiritual. Y estoy enfadado porque, aparentemente, esta obsesión la llevó a ofrecer atención médica y alivio del dolor grotescamente inadecuados en sus hospitales y hospicios, en esencia, transformando su crisis personal de fe en millones de personas desesperadamente pobres y desvalidas. Estoy enojada con el administrador de la Iglesia Presbiteriana local que le dijo a su hija adolescente que en realidad no cree en Dios o la religión, pero que era importante para mantener su trabajo, porque sin religión no existiría la moral en el mundo. Me enfurece que tantos padres y líderes religiosos aterroricen a los niños —que (a) tienen cerebros que están preprogramados para confiar en los adultos y creen lo que les dicen; y (b) interpretan todo literalmente— con vívidas y traumatizantes historias de fuego eterno y tortura para asegurarse de que van a estar demasiado asustados hasta para cuestionar la religión. Y me enojo más aún cuando los líderes religiosos de forma explícita dicen a los niños —y adultos, para el caso— que el propio cuestionamiento de la religión y la existencia del averno es un pecado terrible, que les garantizará terminar en el infierno. Enojada porque la religión enseña a los niños que odien y teman a sus cuerpos y su sexualidad. Y estoy especialmente enfadada porque a las niñas la religión les enseña a odiar y temer su femineidad, y porque a los niños homosexuales la religión les enseña a odiar y temer su homosexualidad. Estoy enojada por la niña musulmana en la escuela pública —con docentes pagos por impuestos de los contribuyentes— a quien le dijeron que las rayas rojas en bastones de dulces de Navidad representan la sangre de Cristo, que tenía que creer y ser salvada por Jesucristo, o estaría condenada al infierno; y que, si no lo hacía, no había lugar para ella en su salón de clases. Y estoy enfadada porque le dijo que no volviera a su clase cuando no se convirtió. Enojada —furiosa— por los sacerdotes que abusan sexualmente de los niños y les dicen que es la voluntad de Dios. Estoy enfurecida con la Iglesia Católica que, consciente y deliberadamente, en repetidas ocasiones, durante años, actuó para proteger a los sacerdotes que abusaban de niños y, consciente y deliberadamente actuó para mantenerlo en secreto, poniendo la reputación de la Iglesia como una prioridad mayor que, mierda, el que no se abuse de los niños. Y estoy furiosa porque la Iglesia está tratando de argumentar en la corte, que la protección de los niños que abusan de los sacerdotes de la persecución, y el traslado de los sacerdotes de una diócesis a fin de que puedan abusar de los niños en una comunidad nueva que todavía no sospecha ellos, es una forma constitucionalmente protegida de la expresión de la libertad religiosa. Estoy enojada por el 11-S. Y furiosa porque Jerry Falwell culpó del 11-S a paganos, abortistas, feministas, gays y lesbianas, la ACLU, y a People For the American Way. Estoy furiosa por la teología de una iracunda venganza de Dios contra los paganos y exigente abortistas mediante el envío de los musulmanes radicales para hacer estallar un edificio lleno de secretarios y banqueros de inversión... esto era una teología en manos de un poderoso, ampliamente respetado líder religioso con millones de seguidores. Me enfureció que, cuando mi papá tuvo un derrame cerebral y entró en un hogar de ancianos, el personal le preguntara a mi hermano: "¿Es bautista o católico?" Y yo no estoy sólo enfadada en nombre de mi padre ateo. Estoy enojada en nombre de todos los judíos, todos los budistas, todos los musulmanes, todos los neo-paganos, a cuyas familias casi seguro les han hecho la misma pregunta. Esa pregunta es una falta de respeto enorme, no sólo al ateísmo de mi padre, sino a todos aquellos alojados en la residencia de ancianos que no fueran bautistas o católicos. Enojada por los abuelos de Ingrid. Estoy furiosa porque su fundamentalismo ha sido una fuente tan grande de conflictos e infelicidad en su familia, que los enajenó drásticamente de sus hijos y nietos. Estoy furiosa porque trataron de meterle esas ideas por la fuerza a Ingrid, hasta el punto de que ella todavía está traumatizada por ello. Y estoy enfadado porque su religión, que no debería hacer otra cosa que confortarlos en su vejez, era en cambio una fuente de angustia y desesperación... porque sabían que sus hijos y nietos, todos iban a ser quemados y torturados siempre en el infierno, y ¿cómo podría ser el cielo cielo si sus hijos y nietos estaban siendo quemados y torturados eternamente en el infierno? Me enoja que Ingrid y yo no podamos casarnos legalmente en este país —o que reconozcan la legalidad de nuestro matrimonio contraído en otro país— en gran parte porque los líderes religiosos se oponen a eso. Y me enfada que los líderes religiosos y políticos hayan descubierto que pueden ganar puntos explotando grandes temores de la gente acerca de la sexualidad en un mundo cambiante, avivando las llamas de esos temores... y dando a la gente una excusa religiosa para que sus temores estén justificados. Enojada porque grandes franjas de la política pública en este país (no sólo en el matrimonio del mismo sexo, sino también en la investigación con células madre, el aborto y la educación sexual en las escuelas) no se basan en la evidencia de cuáles de ellas funcionan y cuáles no, y lo que es o no verdad sobre el mundo, sino en los textos religiosos escritos cientos o miles de años atrás, y en sus sentimientos personales acerca de cómo esos textos deben ser interpretados, sin evidencia alguna, ni concepto claro de por qué se necesita alguna prueba. Me enojo cuando los creyentes proclaman que todo lo bueno que se haya hecho en nombre de la religión es una razón por la que la religión es una fuerza para el bien... y luego, cuando se la confronta con los males terribles cometidos en su nombre, dicen que esos males no se hicieron por motivos religiosos sino por la política de la avaricia o el miedo o lo que sea, que se habría hecho de todos modos incluso sin la religión, y que no debería contarse como fallo de la religión. (Por supuesto, para ser justos, también me enojo cuando los ateos hacen lo contrario: apuntarse todo el mal hecho en nombre de la religión como un punto negro en el registro religioso, pero insistir en que las cosas buenas que se hicieron por otras razones se habrían hecho de todos modos, etc. Ninguna de las partes tiene derecho a afirmar ambas cosas.) Enojado con los creyentes que ponen calcomanías en sus vehículos con un pez de la fe comiéndose un pez Darwin... y que piensan que es ingenioso, que piensan que la fe religiosa realmente debería triunfar sobre la ciencia y la evidencia. Estoy enojada con los creyentes que tienen tan poco respeto por el mundo físico que su Dios supuestamente creó, que se sienten perfectamente satisfechos de ignorar montañas de pruebas físicas que se acumulan alrededor de ellos sobre el mundo real, muy contentos de ver ese mundo como algo menos real y verdadero que sus opiniones personales acerca de Dios. (Nota:. La letanía de agravios específicos va ahora por más de la mitad. El análisis de por qué la ira es necesaria y valiosa se aproxima. Lo prometo.) Me enoja cuando los líderes religiosos usan de manera oportunista la religión,la confianza de la gente y la fe en la religión, para robar, engañar, mentir, manipular el proceso político, tomar ventaja sexual de sus seguidores, y en general se comportarse como la escoria de la Tierra. Me enojo cuando ocurre una y otra y otra vez. Y me enojo cuando la gente ve que esto sucede y aún dicen que el ateísmo es malo porque, sin la religión, la gente no tendría base para la moral o la ética, y no habría razón para dejar de hacer solamente lo que quisieran. Me enojo cuando los creyentes argumentan contra el ateísmo —y acusan a los ateos— sin haberse tomado la molestia de hablar con los ateos o leer cualquier escrito con esa inclinación. Me enojo cuando se sacan a relucir el viejo "El ateísmo es una filosofía nihilista, sin alegría ni sentido a la vida y no hay base para la moralidad y la ética" cuando, si pasaran diez minutos en la blogosfera atea, descubrirían que los ateos experimentan gran alegría, ven el sentido en sus vidas y están intensamente preocupados por bien y el mal. Me enoja que los creyentes usen la frase "ateo fundamentalista" aparentemente sin saber lo que la palabra "fundamentalista" significa. Llaman a las personas tercos, testarudos, sarcásticos, intolerantes, incluso. Pero a menos que se pueda señalar el texto al que estos "fundamentalistas" ateos, se apegan literal y estrictamente, sin cuestionárselo, por favor, cierre la puta boca y no diga que somos fundamentalistas. Me enfurece que los creyentes religiosos basen su filosofía de vida en lo que es, como mucho, una corazonada; cuando ignoran, rechazan o racionalizan cualquier evidencia que contradice la intuición o la ponen en tela de juicio... y luego acusan a los ateos de ser de mente cerrada, haciendo caso omiso de la verdad evidente. Y me enfada que los creyentes glorifiquen a la fe religiosa, sin pruebas, como una virtud positiva, un rasgo de carácter que hace a la gente buena y noble...y entonces continúen acusando a los ateos de ser de mente cerrada, haciendo caso omiso de la verdad evidente. Me enojo cuando los creyentes dicen que se puede conocer la verdad —la verdad más grande de todas acerca de la naturaleza del universo, es decir, la fuente de toda existencia— con sólo sentarse en silencio escuchando a su corazón...y luego acusan a los ateos de ser arrogantes. (Esto no es sólo arrogante hacia los ateos y los naturalistas tampoco. Es arrogante hacia personas de otras religiones que se han sentado tan tranquilamente, escuchando a su corazón con sinceridad en igual medida, y llegaron a conclusiones totalmente opuestas acerca de Dios, el alma y el universo.) Y me enfado cuando los creyentes dicen que la enormidad inimaginable de todo el universo fue hecho sólo y específicamente para la raza humana —cuando los ateos, por el contrario, decimos que la humanidad es un punto microscópico en un punto microscópico, un parpadeo infinitesimal en la inmensidad de tiempo y espacio - y una vez más, los creyentes acusan a los ateos de ser arrogantes. Me enfurezco cuando los creyentes dicen cosas como: "Sí, por supuesto, la mente humana no es perfecta, vemos lo que esperamos ver, vemos las caras y los patrones y la intención, cuando no estan necesariamente allí... pero eso no podría pasarme a mí. Los patrones que veo en mi vida... de ningún modo pueden ser coincidencia o confirmación del prejuicio. Definitivamente estoy viendo la mano de Dios". (Y luego, una vez más, esos mismos creyentes nos acusan de ser de mente cerrada y ver sólo lo que queremos ver.) Me enojo cuando los creyentes tratan las lagunas de la ciencia y el conocimiento científico como si fuera una prueba de la existencia de Dios. Me enfado cuando, aún luego de una seguidilla de miles de años de explicaciones sobrenaturales consistentemente reemplazadas en varias ocasiones con argumentos naturales, los creyentes todavía piensan que los fenómenos sin explicación única pueden ser mejor explicados por Dios. Y estoy enfadado porque, cada vez que un vacío en nuestro conocimiento no se llenan, los creyentes tampoco tratan de suprimirlo (véase más arriba: evolución en las escuelas), o bien decir: "Bueno, esa parte del mundo no es lo sobrenatural pero, ¿qué pasa con esta brecha por aquí? ¿Puede usted explicarlo, señor científico sabihondo? ¡No puede! ¡Debe ser Dios! " Me da bronca cuando los creyentes dicen al principio de un argumento que su creencia se basa en la razón y la evidencia, y al final del argumento de decir cosas como, "Ese es el camino para mí", o "lo siento en mi corazón", como si eso fuera un factor decisivo. Quiero decir, ¿no podrían haber dicho eso al inicio de la discusión, y derrochar mi maldito tiempo? Mi tiempo es valioso y limitado cada vez más, y tengo cosas mejores que hacer con él que debatir con personas que fingen preocuparse por la evidencia y la razón, pero en última instancia, no lo hacen. Me enojo porque yo tengo que saber acerca de su religión de mierda más de lo que ellos saben. Me enojo cuando los creyentes dicen cosas acerca de los principios y los textos de su religión que son rotundamente falsas, y yo tengo que corregirlos. Me enfurezco cuando los creyentes tratan cualquier crítica a su religión —es decir, señalar que su religión es una hipótesis y una filosofía sobre el mundo, y pedir que se defienda sola en el mercado de las ideas— como insultante e intolerante. Me enojo cuando los creyentes nos acusan de ser intolerantes por decir cosas como: "No estoy de acuerdo contigo", "Creo que te equivocas en eso", "Eso no tiene ningún sentido", "Yo creo que esa posición es moralmente indefendible", y "¿Qué pruebas tiene usted para apoyar eso?". Y sobre este punto: Me enojo cuando los cristianos en los Estados Unidos —miembros del grupo religioso más poderoso e influyente en el país, en el país más rico y poderoso en el mundo—, se comportan como las víctimas asediadas, como si fueran de nuevo mártires lanzados a los leones, cada vez que alguien los critica o no se salen con la suya. Me enfurezco cuando los creyentes responden a todos o algunos de estos delitos, diciendo: "Bueno, esa no es la verdadera fe. Odiar a los gays/rechazar la ciencia/sofocar las preguntas y la disidencia... eso no es la verdadera fe. Las personas que hacen eso no son verdaderos cristianos/judíos/musulmanes/hindúes/etc.)". Como si tuvieran una maldita línea con Dios. Como si tuvieran alguna razón para pensar que saben a ciencia cierta lo que Dios quiere, y que los miles de millones de otras personas que no están de acuerdo con ellos están obviamente equivocados. (Además, soy atea. El argumento "no están profesando bien la religión" no va conmigo. No creo que ninguno de ustedes tenga la razón. Para mí, es todo algo que la gente simplemente inventó.) Sobre este tema: Me enojo cuando los creyentes religiosos insisten en que su interpretación de su religión y su texto religioso es la correcta, y que los creyentes con una interpretación en sentido contrario claramente se equivocan. Me enojo cuando los creyentes insisten en que las partes sobre el rápido retorno de Jesús y todas las oraciones están contestadas son, obviamente, no literales... pero las partes acerca del infierno y la condenación, y de que el sexo gay es una abominación, eso sí es real. Y me enfado cuando los creyentes insisten en que las partes acerca del infierno, la condena eterna y el sexo gay como abominación no deben interpretarse literalmente, pero mantienen que las partes sobre el cuidado de los pobres son realmente lo que Dios quería. ¿Cómo diablos saben en qué partes de la Biblia/Torah/Corán/Bhagavad-Gita Dios habla literalmente y en qué partes no? Y si no saben, si están simplemente basándose en sus propios instintos morales y sus propias percepciones del mundo, entonces ¿en qué se basan para creer que Dios y sus textos sagrados tienen algo que ver con eso? ¿Qué derecho tienen a actuar como si su opinión fuera la misma que la de Dios y él los respaldara totalmente? Y me enfado cuando los creyentes actúan como si estas ofensas no fueran importantes, porque "no todos los creyentes actúan de esa manera. Yo no actúo de esa manera." Como si tuviera alguna puta importancia. Ese es el modo habitual de conducirse de la religión en nuestro mundo, y me enfurece oír a los creyentes tratando de minimizarlo porque no es lo que les pasa a ellos. Es como una persona blanca en respuesta a un afro-americano que describa su experiencia del racismo, diciendo: "Pero yo no soy un racista". Si usted no es un racista, entonces ¿puede callarse la puta boca durante diez segundos y escuchar lo que dicen los negros? Y si usted no es intolerante con los ateos y simpatiza con nosotros, entonce, ¿puede callarse durante diez segundos y dejarnos contarle cómo es el mundo para nosotros, sin estar a la defensiva argumentando que no es su culpa? ¿Cuándo esta conversación internacional sobre el ateísmo y la opresión religiosa empezó a ser sobre usted y sus sentimientos heridos? Pero quizás sobre todo, me enfado —un enfado ruidoso, desarticulado, que me acelera el pulso— cuando los creyentes nos reprochan a los ateos estar tan enojados. "¿Por qué tienes que estar tan enojada todo el tiempo?", "Toda esa ira está tan fuera de lugar", "Si el ateísmo es tan grande, entonces ¿por qué hay tantos de ustedes tan enojados?". Lo que me lleva a la otra parte de esta pequeña perorata: ¿Por qué la ira atea no sólo es válida, sino también valiosa y necesaria? -------------------------------------------------------------------------------- En realidad hay una respuesta simple y directa a esta pregunta: Porque la ira siempre es necesaria. Porque la ira ha impulsado a todo gran movimiento para el cambio social en este país, y probablemente en el mundo. El movimiento obrero, los movimientos por los derechos civiles, por el sufragio femenino, el feminismo moderno, el orgullo gay, los pacifistas de los años sesenta y los de hoy, el que sea...todos ellos han tenido, como una importante fuerza motriz, una gran cantidad de ira. La ira por la injusticia, la ira por el maltrato y la brutalidad, la ira por la impotencia. Quiero decir, ¿por qué otra maldita cosa podría molestarse la gente en sustentar los movimientos sociales? Son difíciles. Llevan tiempo, consumen energía, a veces implican grave riesgo de vida e integridad física, de la comunidad y de la carrera. Nadie se molestaría una mierda si no estuvieran furiosos por algo. Entonces, cuando le dices a un ateo (o, para el caso, una mujer, un gay, una persona de color o lo que sea) que no esté tan enojado estás, en esencia, diciéndonos que nos quitemos poder. Nos estás pidiendo que bajemos una de las herramientas más poderosas de que tenemos a nuestra disposición. Nos estás pidiendo descartar una herramienta de la que ningún movimiento de cambio social ha sido capaz de prescindir. ¿Nos estás pidiendo que seamos ser corteses y diplomáticos, cuando la historia demuestra que la diplomacia cortés en un movimiento de cambio social trabaja mucho, mucho mejor cuando está unido a la ira apasionada. En una batalla entre David y Goliat, le estamos diciendo a David que deje su honda y sólo...no sé, que roa a Goliat en los tobillos o algo así. Voy a reconocer que la ira es una herramienta difícil en un movimiento social. Incluso peligrosa. Puede hacer que la gente actúe precipitadamente, puede hacer más difícil pensar con claridad, puede hacer que la gente trate a sus potenciales aliados como enemigos. En el peor de los casos, puede incluso conducir a la violencia. La ira es válida, es valiosa, es necesaria...pero también puede fallar, y mal. Pero a menos que en realidad estemos poniendo en peligro o dañando a alguien, no les corresponde a los creyentes decir a los ateos cuando deben o no utilizar la ira. No corresponde a los creyentes decir a los ateos que vamos demasiado lejos con ella y que tenemos que calmarnos. Algo más que le toca a los blancos decir a los negros, o los hombres para decir a las mujeres, o héteros que decírselo a los homosexuales. Cuando viene de un creyente, no ayuda. Es condescendiente. Se presenta como un nuevo intento para debilitarnos y callarnos. Y sólo va a enojarnos más. Y cuando los creyentes dicen a los ateos apasionados, enojados, que el extremismo nunca es correcto y la verdad por lo general se encuentra en algún punto intermedio, están cometiendo un gran error, muy grande. No sólo porque logran que queramos escupirles la cara. Están cometiendo un error porque están simplemente equivocados. Lean este artículo de Daylight Atheism, sobre la falacia del justo medio. Lean las citas del movimiento abolicionista, el movimiento de derechos civiles, el movimiento anti-guerra, la revolución americana. Y entonces vengan a decirme que la posición moderada es habitualmente la más adecuada. ¿Y saben qué más? Creo que tenemos que tener una puta perspectiva acerca de este negocio de la ira. Quiero decir, veo el Cristianismo organizado de este país —no sólo la derecha religiosa, sino también algunas iglesias más "moderadas"— interfiriendo con los esfuerzos de prevención del SIDA, tratando de meter su teología en las escuelas públicas, tratando activamente de evitar que Ingrid y yo consiguiéramos casarnos legalmente, y tirando de toda la otra mierda de la que hablé en este artículo.
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lunes, 17 de mayo de 2010

Sin Dios no Valgo Nada, o, Mis propios Logros

En esta oportunidad comparto con Uds. este video de un programa de televisión llamado The Ateist Experience (donde responde preguntas al aire, hechas por telefono, en su mayoria de personas creyentes, generando discusion y exponiendo argumentos).

El programa de esta oportunidad se llamó: "sin Dios no valgo nada".

En está ocasión mi comentario simplemente esta démas, por lo que solo escribire una frase:

"Mis Logros, son productos de mi propio esfuerzo, dedicación y sacrificio, solamente me los atribuyo a mí mismo , y mi capacidad para lograrlos.. . hazlo tu tambien". . .




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Sin Dios no Valgo Nada, o, Mis propios Logros

En esta oportunidad comparto con Uds. este video de un programa de televisión llamado The Ateist Experience (donde responde preguntas al aire, hechas por telefono, en su mayoria de personas creyentes, generando discusion y exponiendo argumentos).

Esta ves el programa se llama: "sin Dios no valgo nada".

En está ocasión mi comentario simplemente esta démas, por lo que solo escribire una frase:

"Mis Logros, son productos de mi propio esfuerzo, dedicación y sacrificio, solamente me los atribuyo a mí mismo , y mi capacidad para lograrlos.. . hazlo tu tambien". . .




martes, 4 de mayo de 2010

Tóc, Tóc, Tóc. Buenos días Señor, somos Ateos. . .

en este post quiero comparti con uds la reaccion de un grupo de personas que tiene una creencia muy particular y que no aceptan bajo ninguna circunstancia que un completo extraño quiera compartir con ellos informacion referente a un sistema de creencias completamente diferente.

esta ves se trata de un par de Activistas Ateos quienes deciden viajar a la capital mundial de la Iglesia de Los Santos de Los Ultimos Días, tambien conocida como Mormones, la Ciudad de Utah, en EEUU, con un ejemplar de: "el Origen de las Especies" un folleto explicativo de "como dejar de creer en dios puede mejorar tu vida" y una vestimenta satiricamente similar a la de los "mormones]".

una de las cuestiones aqui radica en observar el comportamiento de estas personas cuando se les pretende exponer unas ideas que realmente no apoyan, que no les interesan y que no aceptan, pero mas importante aun es que los medios utilizados, la forma, el procedimiento es exactamente el mismo que ellos utilizan para popularizar sus mitos, y entonces como dice el dicho, alguien les dio "una cucharada de su propia medicina"