martes, 7 de enero de 2014

JESUS DE NAZARETH: Vivió como lo narra la Biblia?

Por Ferney Yesid Rodriguez
 Quién dudaría de la historicidad de Jesús de Nazareth?
Contamos los años en “antes y después de Cristo”. Tantas personas creen que existió, de la misma manera que un héroe de la independencia, que se conmemoran las fecha de su nacimiento y su muerte.
Sin embargo, sería prudente preguntamos: ¿Qué evidencias hay sobre la existencia de Jesús de Nazareth?
Si revisamos detalladamente, tendríamos que decir que no tenemos absolutamente ninguna prueba confiable, de fuentes seculares (no religiosas), que Jesús haya vivido, por lo menos de la forma descrita en la Biblia.
Esta respuesta elevará más de un par de cejas, a la vez que nuestros amigos católicos y protestantes nos dirán que la existencia de Jesús es tan indiscutible, que dividió la historia en “antes y después de Cristo”.
Sin embargo, cabe mencionar que el sistema “antes y después de Cristo” no se inventó hasta el siglo VI y no se aceptó de manera general en Europa hasta el siglo XI. Nuestro sistema de contar los años en a. C y d. C lo debemos al monje Dionysius Exigius (o Dionisio el exiguo), quien por orden del Papa Juan I elaboró una cronología fijando el nacimiento de Jesús en el año 753 A. U. C. (ad urbe condita) o año 753 desde la fundación de Roma. El año 1 de la era cristiana fue fijado por Dionisio en el 1 de enero del 754 A.U.C. En tiempos más recientes los historiadores prefieren utilizar las siglas A.E.C. (antes de la era común) y D.E.C. (después de la era común), por respeto a la diversidad cultural del mundo.
Los científicos fijan los eventos prehistóricos en “años antes del presente” BP (Before present). Por ejemplo, las pinturas rupestres de la Era glacial en la cueva de Altamira están fechadas en 17.000 años antes del presente. Utilizar en este caso el sistema “antes de Cristo” es una adjudicación culturalmente abusiva. ¿Les importaría en algo a esos cavernícolas el futuro nacimiento de un líder religioso?
Dionisio elaboró su sistema de contar los años, tomando como históricamente válidas las narraciones de los evangelios, las cuales analizaremos más adelante. Dionisio creía firmemente que Jesús nació el 25 de diciembre, ignorando el origen de esta costumbre. En realidad La Iglesia Católica empezó a celebrar navidad desde el siglo IV. La Enciclopedia de la Religión Católica, Tomo V dice al respecto:
“La razón que llevó la Iglesia Romana a fijar la festividad en ese día, parece ser su tendencia a suplantar las festividades paganas por otras cristianas. De este modo se originaron muchas de las actuales fiestas litúrgicas. Ahora bien sabemos que entonces en Roma los paganos consagraban el día 25 de diciembre en celebrar el Natalis invicti, el nacimiento del Sol Invencible, que después del solsticio, se engrandecía en fuerza y claridad. Símbolo del Sol era Mitra, divinidad oriental, cuyo culto había sido introducido en Roma en 274. De este modo, para hacer ocurrencia a la fiesta pagana consagrada al nacimiento del Sol natural (Mitra), la Iglesia comenzó celebrando este Sol novus…”
Muchos investigadores han llegado a la conclusión que el Jesús que conocemos por el Nuevo Testamento resultó de una creación mitológica del primer siglo.
Los investigadores han aplicado el Principio de Evidencia Negativa para llegar a tales conclusiones.
El Principio de Evidencia Negativa dice que no tenemos una buena razón para acreditar una proposición sí los siguientes tres principios se satisfacen:
  1. Si todas las pruebas o evidencias que corroboran una proposición son de poca confianza.
  2. No existe ninguna evidencia comprobando la proposición, cuando esta debería estar presente si la proposición fuese verdadera.
  3. Si se ha realizado una búsqueda minuciosa y exhaustiva tras las evidencias corroborativas en el lugar apropiado.
El primer punto del Principio de Evidencia Negativa, nos pide “que las pruebas que corroboran una proposición sean poco seguras” Esto es justo lo que ocurre con la única evidencia secular sobre la vida de Jesús: los dos breves pasajes de las obras de un historiador del siglo I, llamado Flavio Josefo. Josefo era un prolífico escritor, no obstante, solo escribió dos párrafos sobre Jesús. Uno es notoriamente una interpolación, y el otro es altamente sospechoso.
Otras referencias a Jesús en los escritos seculares son demasiado ambiguas, o son interpolaciones posteriores.
Este hecho es bastante curioso, ya que la Biblia dice que Jesús fue un fenómeno de masas y que tuvo repercusiones en los eventos sociales de Oriente medio. Esto es como si en un futuro lejano, sólo se encontraran dos breves pasajes sobre la existencia de un tal Nelson Mandela en los textos de historia
de Sudáfrica y los diarios del siglo XX.
Al cuestionar a los creyentes sobre esto, ellos responden que se basan en sus sensaciones interiores, y es muy probable que tras enseñarles las incongruencias históricas de sus creencias ellos respondan: “Esto lo creo porque siento a Cristo en mi corazón”, o “Tú no puedes entender esto porque no has tenido esta experiencia de vida” o “Debes saber que Cristo cambió mi vida, y eso es suficiente para que yo crea”.
Sin embargo, estas razones son poco confiables, ya que las personas de todos los credos siempre han tenido sensaciones interiores, sea cual fuere la creencia que promulguen. Los cristianos nos dicen que ellos “siguen a Jesús”, pero es diferente ser seguidor de alguien a quien se puede ver y escuchar de primera mano, que seguir a unos religiosos que predican (e interpretan) unos textos escritos por unos fulanos, que escucharon hablar de un tal Jesús de Nazareth. ¡La diferencia entre estas dos situaciones es abismal!
En el siglo I, había la costumbre de escribir algo y atribuirlo a otra persona (a su mentor filosófico), tal actividad se conoce como “Pseudoepigrafía”. Esto dificultó a los estudiosos la verificación de quien realmente escribió los libros del Nuevo Testamento.
Los apologistas cristianos dicen que la pseudoepigrafía era una técnica común en las escuelas de la época, y que en tal época no se consideraba moralmente incorrecta. Sin embargo, el autor Karlheinz Deschner, en su “Historia criminal del cristianismo”, tomo 4 (falsificaciones y engaños), demuestra contundentemente que incluso en la antigüedad, esa práctica era reconocida como deshonesta y fraudulenta.
Los investigadores al aplicar ciertas técnicas, para determinar quién está hablando, cuál es su mensaje, el cuándo y el por qué, han concluido que los escritos más antiguos de los primeros cristianos son las cartas de San Pablo. Estas probablemente datan del comienzo de la quinta década del primer siglo – bien después de los eventos de la vida de Jesús. Además de esto, no todas las epístolas que se encuentran en la Biblia como obras de Pablo, son realmente suyas, sino como se mencionó anteriormente, algunas fueron escritas por otras personas, quienes las atribuyeron a Pablo.
Las cartas paulinas fueron escritas antes que los evangelios, y ninguno de estos es anterior a por lo menos la séptima década. Los textos aceptados genuinamente como obras de Pablo son (Gálatas, 1 de Tesalonicenses, 1 y 2 de Corintios, Romanos, Filemón, y Filipenses).
Al examinar las cartas paulinas genuinas de forma aislada, queda claro que Pablo no tenía ninguna idea del nacimiento virginal de Cristo, además nunca afirmó haber vivido en la época de Jesús, o que cualquiera de sus mentores era contemporáneo de Jesús, o que Jesús había hecho cualquier milagro. Pablo tampoco asoció la muerte de Jesús con el juicio ante Pilatos. Pablo nunca corroboró la existencia de un Jesús en la primera mitad del primer siglo. Al revisar otros escritos cristianos anteriores a los cuatro evangelios, ahora considerados como apócrifos (que no pertenecen a la Biblia), queda claro que estos omiten las mismas cosas que Pablo omite, lo que nos lleva a pensar que los hechos biográficos asociados a Jesús fueron inventados posteriormente.
La elaboración de los evangelios abarca el periodo del año 70 D.E.C hasta el 120 D.E.C. aprox. Es necesario mencionar que los evangelios fueron escritos después de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 D.E.C. por orden del emperador Tito, dando fin a la rebelión judía contra el imperio romano. Este hecho es importante, ya que los predicadores fundamentalistas enseñan que Jesús profetizó la destrucción del templo, lo cual es completamente falso.
El primer evangelio escrito, de los cuatro presentes en la Biblia, fue el de Marcos. Su autor creía en supersticiones, demonios, posesiones por los mismos, y milagros. Todo esto afectó la escritura de su evangelio. El autor de Marcos no declara haber conocido a Jesús. Él probablemente escribió su evangelio en Siria (poco después de la destrucción de Jerusalén) para los romanos cristianos, que pasaban por la persecución de Nerón. Es así como Marcos escribió este evangelio probablemente para fortalecer a los perseguidos.
El evangelio de Marcos, no menciona a José en la historia del nacimiento de Jesús. El autor se refiere a Jesús como “hijo de Maria”, una descripción reservada a los hijos ilegítimos. En Marcos no hay detalles sobre el nacimiento de Jesús, no menciona nada sobre un nacimiento virginal, la visita de los reyes magos o de ángeles comentando el nacimiento con los pastores. La razón de esto, es que esos mitos aún no habían sido incluidos en la doctrina cristiana.
El segundo evangelio fue el de Mateo. El autor de Mateo estaba empeñado en mostrar a los hebreos que Jesús era el Mesías prometido. Cuando el autor de Mateo escribió su evangelio, tenía a su disposición la traducción griega del Antiguo Testamento conocida como “La Septuaginta” o “de los setenta”. En la septuaginta se tradujo mal un texto de Isaías que dice que en respuesta a una señal, una mujer joven (almah es el término hebreo) concebiría a un niño que habría de llamarse Emmanuel. La palabra utilizada en hebreo no significa “virgen”, pues en tal caso el vocablo correcto debió ser “betulah ”, esta palabra fue traducida al griego como “parthenos”, que significa virgen. Así ocurrió un cambio importante de significado y el autor de Mateo terminó afirmando que María era virgen cuando concibió a Jesús.
El autor de Mateo usó como fuente principal el evangelio de Marcos, por lo que incorporó los mitos de este evangelio, adicionó los suyos, y la historia fue alterada nuevamente. Para probar que Jesús era el Mesías, el autor de Mateo omite detalles en la genealogía de Jesús a fin de mostrar conjuntos de siete generaciones desde Abraham a David, de David hasta el exilio, y del exilio hasta Jesús. Las genealogías del evangelio de Mateo contradicen otras genealogías del Viejo Testamento.
También hay contradicciones entre los evangelios. En Mateo se menciona a Jesús como descendiente del rey David por parte de su hijo Salomón; mientras que en Lucas se afirma que Jesús proviene del rey de David, pero por parte de su hijo Natán. Según el evangelio de Mateo el abuelo paterno de Jesús (el padre de José) es Jacob; pero según Lucas el abuelo paterno de Jesús es Elí.
El Evangelio de Mateo fue un esfuerzo para convertir judíos, mientras que el Evangelio de Lucas lo fue para convertir gentiles (no judíos). El autor de Lucas también poseía una copia de Marcos, citó de ella varios pasajes y adicionó lo que le convenía.
El autor de Lucas escribió para un público romano lleno de posibles conversiones, por lo que Roma fue plasmada de la mejor manera posible. Por ejemplo, en el evangelio de Marcos los soldados romanos azotan a Jesús, pero en el evangelio de Lucas los soldados son de Herodes. El reino de Jesús “no es de este mundo”, obviamente un esfuerzo por aplacar las sospechas romanas de una conspiración cristiana contra el estado. Al ascender Domiciano al trono Romano en el año 81 D.E.C, la persecución se había reiniciado, por esto el autor de Lucas ve la necesidad de atenuar las preocupaciones romanas, mostrando el cristianismo como inofensivo. Por esto dedicó el documento a “Su excelencia Teófilo”.

El último de los 4 evangelios es el de Juan. Este evangelio fue escrito a comienzos del siglo II, y en éste, Jesús se muestra totalmente opuesto a los judíos.
Como vemos, cada evangelio fue escrito recogiendo información de segunda o tercera mano, después de haberse incorporado mucha mitología, y con fines misioneros precisos. Por esta razón, ninguno de los 4 evangelios es confiable en cuanto a la historicidad de Jesús.
La segunda exigencia del Principio de Evidencia Negativa es que “no exista ninguna evidencia segura donde ésta debería existir”, y esto es lo que ocurre, ya que no existe ningún registro de la vida de Jesús en los documentos romanos de la época, lo cual es sorprendente, ya que Jesús causó gran conmoción, según la Biblia.
El historiador Josefo era tan meticuloso que escribía una historia de tres páginas para cubrir el juicio y ejecución de un ladrón común. Flavio Josefo escribió exhaustivamente sobre Juan el Bautista, mas sobre Jesús, sólo aparecen dos pequeñas referencias altamente cuestionadas por los investigadores. Desafortunadamente, los escritos de Josefo llegaron hasta nosotros solamente a través de fuentes cristianas, ninguna de ellas anterior al siglo IV, y se sabe que los escritos de Josefo fueron revisados.
Las dos referencias de Josefo sobre Jesús son cuestionables principalmente porque, es poco probable que siendo Josefo un Judío, llamase a Jesús de Mesías, principalmente cuando él no daba crédito a otros aspirantes a Mesías. Además de esto, los comentadores que escribieron sobre Josefo antes de Eusebio (siglo IV D.E.C.) no citan ese pasaje.
La historia sobre el censo que ordenó Herodes, en la ciudad natal de cada habitante, y que llevó a José y María a Belén, no encuentra respaldo en los documentos romanos. Con esta historia, el autor del evangelio de Mateo buscaba convencer a los judíos que Jesús era el Mesías, ya que las profecías judías dicen que el Mesías nacería en Belén. Así que la historia de un censo en la que cada habitante tuviese que viajar a su ciudad de origen es un invento del autor de Mateo. Es importante recalcar que ningún gobernador hizo viajar a las gentes a sus ciudades de origen para ser censadas. Eso es absurdo, poco práctico y no sirve al verdadero propósito que tiene un censo: Saber qué personas viven en una determinada zona para colectar impuestos. Esta leyenda no tiene ninguna evidencia histórica.
La muerte de niños inocentes ordenada por Herodes a fin de matar al niño Jesús, también está ausente de los registros romanos. ¿Es posible que después de semejante masacre ningún historiador haya dicho algo al respecto? Algo similar ocurre con el arresto y juicio de Jesús. Todo esto es muy extraño, ya que los romanos eran muy meticulosos en cuanto a la historia escrita. En la Palestina de ese periodo se encuentran muchos historiadores, entre ellos, el ya mencionado Flavio Josefo. ¿Por qué los escritos contemporáneos fiables no dicen nada sobre Jesús de Nazareth, si según la Biblia, fue todo un fenómeno social?
El tercer requerimiento del Principio de Evidencia Negativa dice que “debemos haber realizado una búsqueda minuciosa y exhaustiva de evidencia en donde ella debería estar”. De hecho, esto ya se ha realizado tanto por investigadores religiosos como escépticos, por lo que se puede decir que el tercer punto se ha cumplido.
Con frecuencia las historias mutan, transformándose en mitos, y estos mitos a su vez sufren modificaciones con el tiempo. Así evolucionan las historias sagradas. Por ejemplo, en la Norteamérica del siglo XIX, el joven José Smith aseguró haber recibido una “nueva luz” que narraba las enseñanzas de Jesús en Norteamérica, ya que según él, Jesús después de haber resucitado había hecho una escala en América para predicarle a los nativos (!!!).
La nueva versión de la historia de Jesús que empezó con pocos creyentes, hoy ya tiene aproximadamente 6 millones de seguidores conocidos como mormones. De igual forma en los primeros años del cristianismo, las historias fantásticas inventadas por los evangelistas con el tiempo se convirtieron en la creencia de la mayoría.
Como conclusión podemos decir que basados en el Principio de Evidencia Negativa, tenemos buenas razones para dudar de la biografía de Jesús que se nos presenta en la Biblia. Pero lo que no se puede negar es la existencia de la omnipotente, omnipresente y creadora… ¡mitología de los seres humanos!

lunes, 6 de enero de 2014

Ser ateos/as es desear mejorar el mundo

Ser ateos/as es desear mejorar el mundo

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré / Relacionista público de la Asociación de Ateos Dominicanos (ATEODOM).

Amigas y amigos, ateas y ateos de República Dominicana y del mundo.

Quiero que sepan que la única verdad que una persona atea puede estar segura de tener, es que la religión está sustentada en mitos, mismos que ni siquiera somos los ateos y ateas quienes los advertimos, sino, en el caso del cristianismo, por ejemplo, su libro al que llaman Biblia.

Si alguna vez se han sentido desplazados, marginados/as por haber asumido esta "forma de ver el mundo y la vida", es muy importante que entiendan y que comprendan, que nunca se podrá tener mejor apoyo moral que el de la historia, y la historia está a favor nuestro en esta necesidad imperiosa de un ser humano por el ser humano.

Asumo que si son ateos/as es porque ya han hecho una o varias lecturas comprensivas de la Biblia, y porque por lo menos conocen la historia del cristianismo. En tanto, si no es el caso, los y las exhorto a que no se consideren ateos/as, no al menos públicamente.

Ser ateo/a significa tener demasiados argumentos razonables para rebatir cualquier idealismo. Tener argumentos razonables significa decir algo que tú puedes demostrar. Ejemplo: al estrellarse un huevo contra una piedra, el huevo es el que se parte y no la piedra.

Muy importante: el ateísmo no es una doctrina ni otra forma de religión. De manera que, los/as ateos/as evitamos cualquier manifestación de cualquier naturaleza que atente contra la dignidad del ser humano, sin importar su credo, orientación sexual, estatus social, color de piel, apariencia física, condición de salud, o prontuario criminal.

Debe ser una conducta distintiva del ateo y de la atea, defender siempre los principios de justicia; que nunca se haga más de lo que la ley manda, pero que toda ley tenga por objeto, la defensa de la dignidad y la vida de la persona.

El ateísmo no es para juzgar al ser humano. No es para acusarlo ni hacerlo sentir culpable; el ateísmo no es para segregarnos, ni para presumir que "sabemos" más que los y las demás, ni para hacernos creer que por ser ateos/as "estamos en la luz" y los demás en las tinieblas.

Mantengan siempre presente, que el ateísmo no busca confrontación ni ve como contrarios a quienes piensan diferente.

El ateísmo considera que los seres humanos somos aliados por naturaleza, y que debemos siempre mantener esa alianza en la meta de ser equitativos/as; en la meta de preservar nuestro planeta, lo que es igual a preservarnos a nosotros mismos.

El ateísmo es una filosofía que promueve la unidad del ser humano en cualquier escenario que no atente contra la paz, contra la riqueza creada por el hombre y la mujer y la naturaleza.

El ateísmo es una filosofía que promueve la sensibilidad social, lo cual significa, que el ser humano está obligado a asumir un comportamiento dirigido a cuidar al ser humano con todos sus medios.

El ateísmo es una filosofía que rechaza toda forma de violencia; el ateísmo rechaza las armas de fuego, la industria bélica, las guerras o cualquier conflicto que ponga en peligro la integridad moral y física de la persona.

El ateísmo rechaza también las peores de todas las armas: la usura, el agiotísmo, el acaparamiento, y cuanta forma de maldad  pueda practicarse desde el comercio en cualesquiera de sus modalidades. Quiere decir, que el ateísmo demanda que el ser humano sea solidario, y que nunca haya excusas para no practicar esta actitud.

Por último, recuerden esto: serán felices en la misma proporción en que sean capaces de saber qué cosas materiales no necesitan.

domingo, 5 de enero de 2014

¿Qué es un ateo?

¿Qué es un ateo?

Por: Dr. Gordon SteinAtheists United

Origen del Ateísmo.

La palabra "ateo" evoca una multitud de imágenes en las mentes de los estadounidenses, desde lo valiente hasta lo horrible. De hecho, este término es uno de los más malinterpretados de la lengua inglesa. La etimología de la palabra revela exactamente lo que significa para los ateos mismos, y son los ateos quienes deben saber mejor lo que esta palabra significa.
La palabra "ateo" se deriva del griego "teísmo", que es creencia en un dios o en varios, y "a", que significa "sin". Así, los ateos son personas que carecen de una creencia en un dios o en varios. Contrariamente a la creencia común y a algunos diccionarios antiguos, la gran mayoría de los ateos NO niega absolutamente la extremadamente pequeña posibilidad de Dios. Para negar a Dios categóricamente, un ateo tendría que saber todas las posibles definiciones de Dios, examinarlas todas, y encontrarlas a todas lógicamente auto contradictorias o falsas, y entonces rechazarlas todas. Hacer todo esto requeriría que el ateo fuera omnisciente. Además, los ateos se rehúsan a dar el "salto de fe" desde la evidencia hasta una conclusión que la evidencia no amerita. Los ateos dejan ese error lógico para los teístas. Como los ateos no pueden negar a dios lógicamente, no lo hacen. Cualquiera que diga que los ateos hacen una declaración global tan simplista sencillamente no está familiarizado con la literatura del ateísmo.

Círculos Cuadrados.

¿De dónde vino esta confusión? Primero, hasta hace poco las únicas personas que hablaban en público sobre el ateísmo eran clérigos. Mas allá de este poco afortunado hecho, existe la idea de que uno puede negar la existencia de un dios específicamente definido si la definición de tal dios lleva a una auto contradicción lógica. Por supuesto, lo único que significa tal auto contradicción es que un dios determinado no puede existir, tal como no puede existir un círculo cuadrado, porque las cosas lógicamente auto contradictorias por definición no pueden existir.
Bien, entonces los ateos son personas que carecen de una creencia en uno o varios dioses. ¿Qué significa esto? Bueno, significa que los ateos han adoptado tal postura porque se dan cuenta de que la carga de la prueba acerca de si algo es lógicamente cierto siempre descansa sobre los hombros de la persona que lo afirma como cierto. De modo que el teísta que afirma que Dios existe está obligado a demostrar esa postura. Esto se hace ofreciendo "pruebas" físicas o lógicas y tratando de llegar a una conclusión lógicamente convincente. Cuando el ateo le pide al teísta que presente su evidencia, la evidencia es insuficiente para concluir que existe un dios, sin importar cómo se defina "dios". Casi todos los filósofos admiten esta realidad.

Fe contra Experiencia.

El teísta, sin embargo, tiene una "salida". El teísta dice que aun cuando no haya pruebas lógicas (racionales) a favor de la existencia de un dios, no obstante uno debería aún aceptar la idea de un dios en base a la fe. La fe es básicamente creer algo sin evidencia adecuada ¡porque uno quiere creerla! Los ateos se rehúsan a dar este "salto de fe" o creer cualquier cosa por fe, pues entienden que hacerlo sería simplemente mentirse a uno mismo. Los ateos y la mayoría de las demás personas consideran que la mentira es inmoral. Adicionalmente, la religión es la única área que se basa en el concepto de fe. Es cierto que a menudo usamos descuidadamente la palabra "fe" cuando lo que en realidad queremos decir es "confianza basada en la experiencia". Por ejemplo, cuando llegamos a un semáforo con luz roja de alto, nos detenemos y esperamos a que se ponga en verde. No tenemos fe en que se pondrá en verde, sino que tenemos confianza en que ocurrirá, basada en nuestras experiencias pasadas con la luz roja del semáforo. Sabemos que 999 de cada 1000 veces, la luz roja se pasará al verde. Si nunca hemos visto antes una luz roja, no sabríamos qué hacer la primera vez que nos la encontráramos. Si nos detuviéramos y esperáramos que se pusiera en verde sin antes haber visto jamás un semáforo en rojo, entonces estaríamos actuando en base a la fe.
La fe también sufre de muchos problemas adicionales. El conocimiento se adquiere mediante la razón y nunca mediante la fe. El conocimiento requiere de hechos, verificación independiente de los hechos, y una amplia aceptación final de los mismos. La fe no proporciona un método para obtener hechos o verificarlos. En cambio, la fe es puro deseo fantasioso; deseamos que algo sea de tal manera, aunque no podamos probar su veracidad racionalmente, así que lo creemos de todos modos.

Falta de evidencia.

El ateo, por supuesto, permanece abierto a cualquier prueba adicional o evidencia que el teísta pueda ofrecer. Si alguno de sus argumentos resulta convincente, el ateo lo aceptará. Mientras tanto, el ateo vive su vida sin dios, o como si no hubiera dioses. Aunque el ateo no dice dogmáticamente que no es posible ningún dios, el ateo piensa que es sumamente improbable que exista alguno. Después de todo, los creyentes han estado ofreciendo supuestas "pruebas" a favor de la existencia de Dios durante más de mil años, y todas esas pruebas han fracasado ante el análisis lógico. Es bastante improbable (aunque ciertamente, remotamente posible) que alguien presente nuevas pruebas válidas en el futuro.
Una vez que el ateo ha barrido toda la "basura teológica", ¿qué queda? ¿Hay alguna razón para existir? ¡Por supuesto! Los ateos sabemos que la humanidad debe enfrentar muchos problemas difíciles. Sin un dios, los seres humanos somos la única fuente de las soluciones. Esta Tierra es nuestro hogar y es el único que tenemos. Las generaciones pasadas han dedicado sus vidas a mejorar las condiciones de vida aquí en la tierra. Los seres humanos actuales continuamos en esta empresa a favor de nosotros mismos y de las generaciones futuras. Por lo tanto, los ateos sentimos que el "propósito" de la vida es hacer feliz a la gente y dejar el mundo en mejores condiciones que cuando aparecimos en él. Algunas personas llaman "humanismo" a este modo de vida. Los ateos lo hacen alimentando a los hambrientos, vistiendo a los desnudos, mejorando la salud, etc. Cada persona puede ayudar hasta el límite de sus capacidades. Nos hacemos felices haciendo felices a otras personas.
Pues muy bien, digas tal vez; pero ¿cómo puedes saber que esto sirve como motivación para todos? ¿No hay personas que necesitan sentir que hay vida después de la muerte, o que hay un dios cuidándolos? Los ateos replican que si tú necesitas de la religión, y si esas creencias te hacen feliz, entonces puedes ser creyente. Los ateos están a favor de la total libertad religiosa. De todos los grupos, nosotros hemos estado entre los más perseguidos por nuestras posturas, así que nosotros, más que todos los demás grupos, comprendemos la importancia de la libertad de religión (¡y la de no religión!) para todos. Por supuesto, la auténtica libertad religiosa implica el derecho a no creer así como el de creer. Los ateos, claro, piensan que es mucho mejor creer sólo lo que es cierto., pero la gente tiene el derecho de creer en lo que sea, cierto o falso.

¿Qué quieren los ateos?

Bueno, no queremos más que nos dejen en paz y vernos libres de persecuciones y acoso. Queremos ser capaces de decir en público que somos ateos, sin temor a represalias económicas o sociales. Queremos ser libres de distribuir nuestra literatura del mismo modo que las religiones distribuyen la suya. Queremos la misma clase de respeto que da el gobierno a las religiones. Queremos el mismo acceso a los medios masivos de comunicación que tienen las religiones. No queremos ni más ni menos que aquello a lo que tiene derecho cualquier grupo, en una sociedad que se enorgullece de su libertad religiosa y su pluralismo.
Si estás de acuerdo en que lo que decimos tiene sentido, te damos la bienvenida a unirte a Atheists United (Ateos Unidos) en busca de compañerismo, educación y la interminable lucha a favor de la separación entre iglesias y estado.